Recetas Bíblicas: Eco de la vara
Tres tomates, de distintos colores, representan la diversidad de lo natural. Una vez “tocados” por la vara (el sifón), absorben el vino y las especias como si el agua se hubiera teñido de sangre. Al morderlos, explotan: vino, ajo y tomillo irrumpen como un castigo divino.
Eco de la vara
INGREDIENTES
10 Cherry tomate de cada color
1 taza de Vino tinto
1 cucharada de Vinagre Balsámico
1 chalota
1 diente de Ajo
2 ramitas de Tomillo
Virutas, madera de manzano
Sal y Pimienta al gusto
Tomate, Cherry Amarillo: Con su color brillante y sabor suave, son ideales para ensaladas y platos de verano. Son ricos en antioxidantes como la vitamina C y el licopeno.
Tomate, Cherry Rojo: Con su color rojo vibrante y sabor jugoso, son comunes y populares para ensaladas y aperitivos.
Tomate, Cherry Naranja: Con un sabor dulce y ligeramente cítrico, son perfectos para ensaladas y platos de verano.
"Y el Señor vio al más pequeño entre los frutos, rojo como el alba y dulce como la promesa, y dijo: de este haré gozo en tiempos de escasez."
— Libro de los Frutos, 4:12
Macerado en sifón con humo
Calentá el vino con ajo, tomillo, azúcar, sal y un chorrito de vinagre. Solo que suelte el aroma, sin que hierva.
Con la mezcla aún tibia, usá una pistola ahumadora para llenar el sifón con humo de cáscara de manzana. Cerralo rápido: que el humo se quede atrapado.
Poné los tomates pelados dentro del sifón, agregá la mezcla colada y cargá con 1 cápsula de N₂O (la de crema, no soda).
Dejalo de cabeza en la refri por al menos 30 minutos. El humo, la presión y el tiempo hacen la magia.
Al servir
Liberá la presión con cuidado —como si soltaras un secreto encerrado entre vino y humo.
Lo que tenés no son simples tomates. Están poseídos. Cargados con el perfume del tomillo, la dulzura rota del vino y el eco ahumado de la manzana. Como si la sangre hubiera entrado en su carne sin pedir permiso.
Y cuando los cortás o los mordés… no suplican. Explotan. Con furia, con dulzura, con memoria.
Porque hasta el fruto más pequeño puede ser un presagio.
— Libro de los Infieles, 3:11
Tres frutos nacieron en el Edén. Eran distintos, pero puros.
La vara fue alzada, y el vino tocó sus cuerpos.
Ya no fueron agua, ni fueron vida:
fueron carne cargada de memoria,
y en su centro, la sangre hirvió sin fuego.Muerde, y sabrás lo que el río gritó.